Una vez que, según parece, lo peor de la pandemia ha pasado, una reflexión surge en mi cabeza, relacionada con aprendizajes que podemos hacer de la situación pasada. En los meses de confinamiento, en los que mucha gente se ha vuelto hacia la música como un valor para la resistencia ante una situación adversa, como es la crisis del SARS-COVID-19 y sus consecuencias, sobre todo emocionales y mentales en general, los músicos también podemos aprender y mejorar con dicha situación.
La música se ha convertido en ese refugio que la gente tiene para encontrar la fuerza, adaptarse y no sucumbir mental y emocionalmente ante una situación adversa.
¿Qué podemos aprender los músicos de esta situación para mejorar? La primera cosa es valorar nuestra profesión ante los demás y ante nosotros mismos, así como la necesidad de que sea considerada un bien de primera necesidad, al igual que la cultura en todas sus vertientes. La segunda, la que más quiero resaltar con este artículo, es la capacidad de resiliencia que tenemos como músicos. Este aprendizaje nace desde la observación de nuestro entorno y se aplica como explico a continuación.
El concepto de resiliencia
El concepto de resiliencia, significa según la Real Academia de la Lengua (2020) la “Capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos.” . Este concepto representa la exigencia a la que nos hemos visto sometidos como individuos y sociedad a raíz de la crisis que está afectando a todo el mundo.
La profesión del músico y en general la práctica musical se basa en el poder de resiliencia del músico. Esta afirmación es fácil de entender si pensamos que la actividad musical nunca termina como aprendizaje…no conozco ningún músico que piense que ya no le queda nada más por aprender. Ni siquiera los más grandes, aquellos reconocidos como maestros manifestaron tener todo aprendido en algún momento de su vida. Puede que estos, que ya son historia de la música, conocieran todo lo relativo a las experiencias de la profesión, estuvieran cansados de tanto trabajar o de tanta exigencia, pero en la práctica musical…siempre hay algo que mejorar, y ellos lo tuvieron siempre presente.
El aprendizaje musical y la resiliencia.
Para poder llevar a cabo este aprendizaje eterno e infinito es necesaria la capacidad de resiliencia, pues solo siendo capaz de equivocarse y volver a intentarlo, es decir de adaptarse al fracaso y encontrar la motivación para seguir trabajando puede un músico encajar los golpes que se requieren para poder avanzar. Cuanta más resiliencia tenga, más capacidad de mejora albergará en su interior y por lo tanto mayor será su posible evolución. También la resiliencia es el motor que tiene el músico para reinventarse, probar cosas nuevas y desarrollar su creatividad.
A esto hay que sumar el inconveniente que siempre refleja la famosa frase atribuida a Jimy Page “Deja de tocar la guitarra un día y lo notarás tú. Deja de tocarla dos días y lo notará tu maestro. Deja de tocarla tres y empezará a notarlo el público” . Es decir que la práctica también se convierte en una herramienta necesaria para el músico durante toda su vida.
¿Qué debe hacer entonces un músico? Disfrutar de la práctica diaria, de los ensayos, de los conciertos…y sobre todo trabajar la resiliencia, para convertir cada error, cada concierto que no salió como quería, en una posibilidad de mejora y evolución, siempre a partir del análisis realista de lo que tiene que mejorar.
Y al final un día esa nota, ese pasaje, esa actuación sale sin darnos cuenta (pues el trabajo técnico, mental y de preparación estaba ahí), como por arte de magia.
Esto es lo que hemos visto durante las últimas semanas y meses, la capacidad de resiliencia del ser humano, gracias entre otras artes, a la capacidad de la música para fomentar las emociones de superación y adaptación necesarias para hacer frente a una situación insólita.
La resiliencia y la ansiedad escénica en la interpretación musical.
Para concluir es necesario que diga que la capacidad de vencer la ansiedad escénica en la interpretación musical negativa, esa que nos incapacita ante un concierto, también está estrechamente ligada a la capacidad de resiliencia, pues numerosos estudios relacionan el grado de ansiedad en la interpretación musical con la motivación y el miedo al fracaso, generado por el condicionamiento aprendido.
La motivación nace de la resiliencia para adaptarse al fracaso y buscar mejorar y volver a intentar una actividad. Por otro lado, para superar el miedo al fracaso ante una situación que nos ha generado problemas en el pasado necesitamos cultivar la capacidad de resiliencia para vencer esta adversidad y continuar el trabajo.
La resiliencia es una parte esencial en el trabajo del músico y estos tiempos difíciles nos pueden permitir mirar a nuestro alrededor, a esos amigos, familiares y sociedad que está luchando por adaptarse y reflexionar como su actuación puede servirnos de motor para el cambio y la mejora.
REAL ACADEMIA ESPAÑOLA: Diccionario de la lengua española, 23.ª ed., [versión 23.3 en línea]. <https://dle.rae.es> [25-4-2020]